Te vi en la esquina de una verdulería. Ahí estabas y me viste. Corriste, corriste y no volteaste. Yo corrí atrás de vos.
“colombiana, colombiana espérate”.
Doblamos en otra esquina. Seguiste corriendo. Corríamos. Yo sin saber porque corrías o porque te seguía. Colombianaaaaaa! Volteaste y no te vi el rostro.
Me detuve y supe que no valía la pena seguirte.
Mundel
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